Después de las fiestas y celebraciones Navideñas nuestro cuerpo se ha estresado comiendo gran cantidad y diversidad de alimentos. Comer en exceso puede llevar a una indigestión por el simple hecho de apurar el volumen permitido del estómago y en consecuencia, la posibilidad de tener un reflujo de ácidos hacia el esófago. Además del reflujo, gases e hinchazón, también se acompaña de un aumento de peso y alteración de las hormonas del apetito.
Entonces es cuando hay que ayudar a nuestro estómago para regular de nuevo el sistema digestivo mediante elaboraciones fáciles de digerir con la finalidad de devolver la salud a nuestro estómago, la microbiota y el sistema digestivo en general. Deben ser elaboraciones que no usen mucha energía por nuestro cuerpo en su absorción y pueda restablecer la microbiota en los intestinos, nuestro segundo cerebro. Estas elaboraciones son las sopas, caldos y cremas, elaboraciones líquidas con pocos ingredientes y cocciones de hervido muy fáciles de asimilar por nuestro sistema digestivo. Se toman con cuchara y no se mastican, más bien se sorben por lo que el trabajo de trituración es básicamente nulo. Para que sean además curativas, se usan alimentos que tengan alguna propiedad excepcional como por ejemplo, el ajo o la cebolla que son cardiovasculares o prebióticas.
Todas estas elaboraciones mencionadas tienen dos grandes puntos en común: la hidratación y el calor. El calor es fundamental para el restablecimiento personal, en general. En épocas de frío también son muy recomendables para hacer entrar en calor todo el cuerpo y ayudar a no coger tantos resfriados. El mantenimiento de la temperatura corporal es vital y no debe haber descompensaciones significativas. El bienestar que sentimos los seres humanos al consumir alimentos calientes es vasto: relaja el estómago, son más digestibles, se notan más los sabores y se ralentiza el proceso de masticación, deglución y absorción. La parte negativa del calor es la pérdida nutricional de las vitaminas hidrosolubles en la cocción. Hay que evitar elaborar estos manjares líquidos con altas temperaturas y tiempos de cocción excesivos.
La hidratación también es un punto realmente sustancial. Estamos formados por un 60-70% de agua en general (tenemos diferentes porcentajes según el órgano) por lo que todas las funciones de nuestro organismo necesitan básicamente agua. La digestión no es diferente, y las proteínas y las grasas son los nutrientes que necesitan más agua para su asimilación. Estas elaboraciones líquidas permiten restablecer el nivel de líquidos del cuerpo perdidos por el exceso de comida y consecuente digestión, y a mantener una hidratación óptima para la recuperación.
Todos estos consejos y conocimientos también se pueden trasladar cuando estamos convalecientes. Cuando estamos pasando por un resfriado, malestar o cualquier enfermedad leve, el cuerpo debe luchar con toda su energía contra dicha enfermedad. El cuerpo humano no puede destinar mucha energía a la digestión, que por cierto, necesita mucha para llevar a cabo todo el proceso digestivo. No entorpecer el destino de la energía hacia la recuperación de la salud debe ser nuestro objetivo, es decir, mediante un trabajo leve como son el consumo de las sopas y caldos, unas elaboraciones sencillas y de fácil asimilación.
El consumo de estas elaboraciones también ayudan en las dietas de adelgazamiento porque son muy saciantes. Según un estudio llevado a cabo, estos alimentos líquidos son más saciantes que los alimentos sólidos aunque tengan menos cantidad de nutrientes. Seguramente el volumen que ocupa en el estómago influye en la sensación de plenitud. Consumir sopas y cremas al inicio de las comidas es una buena estrategia para bajar peso día a día y mantenerse hidratado.
En cuanto al momento más adecuado para su consumo es en las cenas aunque va perfecto como entrante de cualquier comida. Por la noche antes de ir a la cama, es el momento en que vamos a descansar y donde tenemos un consumo mínimo de calorías. No necesitamos energía para dormir pero sí confort para ayudar a conciliar el sueño mediante un calor corporal y poco trabajo digestivo a realizar.
La sopa y el caldo son elaboraciones que ayudan a limpiar, hidratar y revivir nuestro sistema digestivo. Habría que definir primero qué es un caldo y qué es una sopa. Y quizás habrá que añadir qué es una crema. Inicialmente vamos a ver los diferentes matices de estas elaboraciones según el diccionario Wikipedia* y después voy a añadir datos de mi propia experiencia culinaria.
*Un caldo es, en gastronomía, un líquido que resulta tras hervir en agua uno o varios ingredientes, por regla general carnes, pescados o vegetales (es decir un fondo) al que se añaden cereales, pasta, verduras.
El caldo es un reponedor de nutrientes, como un isotónico de la alimentación. También lo considero un limpiador de todo nuestro sistema digestivo: agua caliente con minerales que pasa rápidamente a modo de desatascador. Se absorbe casi de inmediato y nos permite entrar en calor al momento. Si es un caldo vegetal, hay que cocinarlo como mucho 15-20 min y si se prepara a baja temperatura se aprovechan mejor los nutrientes.
*La sopa es una preparación culinaria que consiste en un caldo alimenticio y uno o más ingredientes sólidos (vegetales o productos cárnicos) cocidos en él.
La sopa se elabora a partir de un caldo, aunque no es estrictamente necesario. La sopa nos permite mezclar alimentos líquidos y sólidos a la vez, aportando lo mejor de cada uno de ellos: la hidratación, sólidos con un aporte de nutrientes extra y un poco de masticación que aún la hace más saciante. Una sopa completa, por ejemplo, lo tiene todo: proteína, hidratos de carbono, vitaminas y minerales. Entonces puede consumirse como un plato único.
*Se llama crema a un tipo de sopa parecida a un puré cremoso, donde el huevo es opcional. La base consiste en una bechamel o una salsa velouté, mezclada con verduras trituradas y enriquecida con crema de leche o nata.
Esta definición clásica francesa se ha ido disipando hasta lo que hoy en día se conoce como un puré líquido de algún ingrediente en concreto con la que se quiere denominar y espesada con verduras feculentas para obviar las harinas. Tampoco son necesariamente enriquecidas con grasas.
Aparte de consumirse todas estas elaboraciones como plato, también se pueden utilizar para complementar o ser la base para realizar otros platos. Decorarlas con diferentes elementos con texturas crujientes, cortes especiales o simplemente semillas y frutos secos complementan a nivel nutricional dicha preparación. También puede ser el destino de pequeñas cantidades de alimentos o sobras de otras comidas, por lo que ayudan a reciclar alimentos de nuestra nevera. Són fáciles de elaborar, rápidas, suculentas, nos sacian y pueden ser una buena cena. Además, se pueden elaborar en más cantidad para ahorrar energía en los fogones y se congelan muy bien por el alto contenido hídrico. Aconsejo hacerlo por raciones para una rápida descongelación.
Ahora que ya conocemos qué tipo de preparaciones gastronómicas son mejores cuando nos sentimos mal y su versatilidad, debemos saber cómo confeccionar algunas sopas, cremas y caldos básicos. Vamos a hacer una serie de vídeos con sopas, caldos y cremas para tener como base para dar ideas a vuestra creatividad. Animaos a cocinar sopas, caldos y cremas, todo son beneficios.
- caldo de verduras
- sopa de ajo
- sopa de lentejas rojas
- sopa de miso
- crema de calabacín